Los cardenales católicos fijaron el próximo 7 de mayo como la fecha de inicio del cónclave que definirá al sucesor del Papa Francisco. La decisión de retrasar el comienzo del proceso dos días respecto a lo previsto responde a la intención de permitir un mayor conocimiento entre los participantes y buscar consenso antes de recluirse en la Capilla Sixtina.
El anuncio se realizó tras el primer día de reuniones informales celebradas en Roma, posteriores al funeral de Francisco, donde los cardenales abordaron temas internos y la dirección futura de la Iglesia. El ambiente previo al cónclave fue descrito como enfocado en la reflexión y el diálogo, en medio de una amplia atención mediática.
Al interior de las deliberaciones, algunos cardenales expresaron la necesidad de mantener una línea de continuidad con la orientación pastoral de Francisco, especialmente en temas sociales y en la atención a poblaciones tradicionalmente marginadas. Otros sectores, en cambio, plantearon la conveniencia de fortalecer la unidad interna y reafirmar principios doctrinales tradicionales, en línea con los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI.
El cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster, declaró ante los medios que la principal prioridad es preservar la unidad de la Iglesia y señaló que las diferencias de opinión son parte del proceso de discernimiento.
Se estima que, una vez iniciado el cónclave, la elección del nuevo pontífice podría resolverse en un periodo de dos a tres días, según comentarios de varios cardenales participantes.